sábado, septiembre 25, 2021

PEQUEÑECES URBANAS 4

Va uno andando por ahí y de repente los muros lo ponen a pensar. Avenida de Los Industriales, cuadras más allá de la estación del metro y en diagonal al edificio del banco más grande del país, ese que dice poner el alma y que si uno se pone a pensar lo que hace es helar el alma. Un afiche o un grafiti, una pintada con bonito diseño, habla de la gente de bien, de la lucha popular, de entender o no entender, de complicidades, de la indiferencia y la tibieza... Son tiempos convulsos (una convulsión coyuntural dentro de una coyuntura convulsa mayor, que es nuestra Historia) y asistimos a los desmanes de un gobierno a la vez corrupto, cínico, inepto, idiota, malvado: todas las virtudes que han marcado siempre a nuestros gobiernos, pero potenciadas de una manera que provoca terror. Unos protestan, otros reprimen, unos, otros, y lo único cierto es que todos mienten. Se pregunta uno si no habría que ser gente de bien y la respuesta inmediata es que en el actual momento autodenominarse de esa manera equivale a legitimar lo atroz. ¿Con qué línea alinearse? Se pregunta uno si alguna es lo bastante honesta -aun si está un poco errada- para que sea válido mirar hacia allá y apoyar. No: ni la gente de bien ni la otra gente, ni los tibios ni los nadie. Hay que seguir caminando.




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